lunes, 29 de octubre de 2018

EN LA CIUDAD LÍQUIDA, DE MARTA REBÓN

En la ciudad líquida, de Marta Rebón. Editorial Caballo de Troya.


fotografia de Isabel Mojal

Hay que ir con cuidado con este libro: puede crear la imperiosa necesidad de no dejarlo hasta el final. Conviene postergar de tanto en tanto su lectura, probablemente para rebuscar las referencias biográficas y bibliográficas que se agolpan a cada línea, y que bifurca constantemente su lectura en jardines que invita a explorar.

La excusa inicial de este libro es la experiencia como traductora al ruso de la autora (actualmente una de las más destacadas en la traducción al castellano de esta lengua), oficio al que, como comienza en el libro, llegó casi sin quererlo: "a menudo las cosas funcionan así. Parece que todo conspiara para empujarte en una dirección", pero que le ha permitido una libertad para moverse por el ancho mundo como pocos oficios permiten, y nos recuerda la similitud, nada inocente, que acertó a ver Dovlátov entre los libros y las maletas.

La autora rememora a partir de ahí su periplo por diversos lugares en apariencia ajenos a su trabajo como traductora del ruso: Quito, Tánger, Oporto o Cagliari, entre otros. Tal vez hay en ello algo del trabajo de un traductor, que desde otras lenguas y culturas ha de ser capaz de verter en otra muy diferente lo que alguien escribió en un lugar, en un contexto histórico y en una lengua tan distante.

¿Se puede pensar en el alma eslava ante la vista de volcanes ecuatorianos o de los vientos áridos del Magreb?. Tal vez ese sea el hercúleo trabajo del traductor. Precisamente desde esa distancia se pueda entender mejor el periplo del exílio ruso que vivieron tantos escritores y que continuaron la ingente gesta de su lengua lejos de su país. Muchos de ellos son recordados en las páginas de este libro, ya fueran víctimas de un exilio externo en los parques de Manhattan, o interno ya fuera en un gulag o en alguna dacha, apartados por un sistema al que incomodaban.

Tal vez haya que buscar un protagonista, como en casi todos los libros. Si aquí hay alguno, sería la ciudad de San Petersburgo, a la que se refiere como "la ciudad que aglutina a todas", como un enorme museo al aire libre. Ese sueño de un Zar hecho ciudad, al que vuelve constantemente en estas páginas recorriendo los pasos perdidos de tantos escritores (desde Dostoievski hasta Ajmátova o Brodsky).

Acompañan la lectura una serie de fotografías, donde abunda la soledad y el instante robado con las que, un poco al estilo de Sebald, más que ilustrar la lectura del libro proponen una lectura paralela, personal y tal vez incluso secreta.

Probablemente en esta escueta reseña tan sólo llegue a alcanzar una visión muy superficial de este libro y no sé si habrá sido lo suficientemente convincente para invitar a su lectura: será mejor leerlo y descubrir el entusiasmo que desborda por la literatura.


2 comentarios:

Francisco H. González dijo...

Joaquim, sí que invita a la lectura del libro de Rebón tu reseña. No sé si es casualidad pero veo que el anterior post data de hace justo un año. ¿Tiene que ver que esta lectura tan disfrutada te haya animado a escribir algo en el blog?.
Un saludo
Francisco

JOAQUIM dijo...

¡Pues no me había dado cuenta de la efeméride! Sí,a veces hace falta encontrar algún libro que te de ganas de reseñar, sobretodo si ha sido una agradable sorpresa. Espero poder escribir más a menudo. La verdad es que uno siempre encuentra otras cosas que hacer....
¡Un saludo y gracias por pasar por aquí!