Es un decir, de Jenn Díaz. Editorial Lúmen.
Uno parece siempre obligado a hacer referencia a la juventud de esta
escritora, pero a mí lo que más me sorprende no es tanto los títulos que ya
lleva publicados como su apego a estructuras y temáticas que podemos llamar más
clásicas, dejando de lado las acometidas de experimentos literarios más en boga
entre sus contemporáneos. Ella ha preferido, creo que contra la tendencia
actual, sentirse continuadora de ese realismo rural donde la influencia de
Delibes o Matute es evidente; de forma muy particular, este libro en buena
parte puede considerarse casi como un tributo a Cinco horas con Mario, en
ciertos momentos.
No escondo que me acerco a este libro con un cierto prejucio al creer,
leyendo el primer párrafo, que se está ante una novela más sobre la memoria de
la Guerra Civil durante la dura posguerra española, cuando la voz protagonista,
Mariela, cree oír lo que sería el asesinato de su padre, el mismo día de su
cumpleaños, en un lugar indeterminado del agro español. Pero eso será solo la
primera capa de un mundo de silencios y secretos que envolverá toda su infancia
y el inicio de su adolescencia.
No podemos decir que sea un libro original en su trama: la forma de
monólogo interno para mostrar ese descubrimiento del mundo adulto, el
microcosmos rural asfixiante, la continuidad de una línea femenina como
portadora de un sufrimiento y pilar de ese universo, la visión vulnerable del personaje
masculino, más débil ante su propio sufrimiento y que ante
todo ha de esconder…. Uno tiene la impresión de haber leído novelas similares,
de que otros han escrito sobre todo ello, pero no deja de ser meritoria la
construcción final, la capacidad de hacerlo no sólo de manera creíble sino
además con una acertada economía de recursos.
1 comentario:
Disfruté mucho la austeridad de esta novela. Tienes razón, lo que llama la atención es su muy clásica juventud.
Saludos,
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