El sermón sobre la caída de Roma, de
Jérôme Ferrari. Editorial Mondadori; traducción de Joan Riambau.
Para que surja un mundo nuevo debe morir un mundo antiguo. Y sabemos, del mismo modo, que el intervalo que los separa puede ser infinitamente corto o, al contrario, tan largo que los hombres deben aprender durante décadas a vivir en la desolación hasta descubrir infaliblemente que son incapaces de ello y que, a fin de cuentas, no han vivido.
Así como San Agustín en su Sermón de la Caída de Roma apeló a la muerte y
resurrección de los tiempos, a su renovación y resurgimiento de sus cenizas, a
la barbarie acaso necesaria para que el hombre florezca de nuevo, ese ciclo
continúa, y tal vez a principios del XXI asistamos a un nuevo final. Pero el
juego de esta novela está en buscar la dimensión humana de este proceso de
muerte y resurrección, a cómo asistimos a él cotidianamente, a como nuestras
vidas son reflejo de esa debacle, tal vez sin ningún San Agustín que nos
anuncie un futuro resurgir.
Dos antiguos amigos (Matthieu y Libero) deciden dejar sus prometedores
estudios para regentar un bar en un pueblo de su Córcega natal, un lugar en la
periferia, de costumbres ancestrales donde recrear ese Paraíso particular sin
ambiciones, alejado de las exigencias de los tiempos actuales.
El libro busca jugar con ambas dimensiones para mostrar su visión de este
presunto final que estamos viviendo de manera larga y aletargada, que acaso se
iniciara en tiempos Marcel, el abuelo de uno de los dos amigos, que participó
en la Gran Guerra y luego vivió todo un trágico periplo por la Francia de
ultramar, en lo que tal vez sean las páginas más brillantes del libro.
Tal vez haya que agradecer la intención de desarrollar todo ello en un
libro no demasiado extenso, en una prosa que no puedo decir que no me haya
gustado, pero probablemente tenga que lamentar que no haya conseguido
transmitir lo que pretendía. O tal vez sí: en la incapacidad que puedan tener
ciertos libros a la hora de mostrarnos esta debacle que en tantos sentidos
estamos sumidos ¿no es tal vez la mejor representación de ella misma?.
1 comentario:
Hola Joaquim,
Em dic Andreu i m'adono que he creat una web amb el mateix nom que el teu blog: maldeletras.com, maldelletres.com. S'em va acudir el nom, vaig fer una recerca dels dominis y estaven lliures, però no vaig fer una recerca a google. Error meu.
M'agradaria poder comunicar amb tu per veure que podriem fer al respecte, des d'un punt de vista constructiu. Potser podriem fer algun tipus de col.laboració...
El meu e-mail: andre1gp@lycos.com
Salutacions cordials,
Andreu
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