Nunca me he podido resistir a cualquier libro que tratara de una manera o de otra la guerra en la antigua Yugoslavia. Es uno de esos acontecimientos que tengo en la memoria como relativamente recientes, cuando en realidad hace ya casi veinte años de aquello. Hace ya tanto, que de hecho muchos de los que se manifestaban contra la detención de Mladic por las calles hace poco, ni tan solo habían nacido entonces.
La hija del Este parte de un hecho conocido: el suicidio de la hija del general Ratko Mladic en el periodo durante el que su padre dirigió el ejército serbobosnio, presuntamente tras conocer las responsabilidades de su padre en ese conflicto. A partir de aquí, casi siempre toca preguntarse qué hay de verídico en los hechos que narra, pero eso creo que carece totalmente de importancia: lo único importante y cierto es que el resultado sea totalmente creíble.
Muchas de las novelas sobre el tema no dejan de hacer referencia a la historia de los pueblos de la extinta Yugoslavia, a atávicos enfrentamientos sin duda muy atractivos literariamente (y que también aparecen aquí) pero que olvidan acontecimientos más recientes: la descripción a pie de calle del ambiente del momento, los problemas cotidianos a los que tenían que hacer frente muchos jóvenes de la edad de Ana Mladic en pleno embargo, o su actitud hacia una guerra que a pesar de ser cercana probablemente desconocían y lo que es peor: podía llegar a ser cotidiana.
Clara Usón se vale de diversos registros, desde el pensamiento interior de Ana y sus amigos universitarios hasta el registro más propiamente documental. Eso hace que puedan circular en paralelo desde la vida cotidiana en el Belgrado del embargo o en la fantasmal Pale, la autoproclamada capital serbobosnia durante la guerra, junto a capítulos donde prima más el análisis documental y una visión más directa de lo que fue la guerra y sus nombres más tristemente célebres.
De todas maneras, aunque supongo que se pueda entrar en discusión sobre si la visión de culpabilidades de aquel periodo es la más correcta o no, lo cierto es que creo que consigue el efecto de dar una visión creíble de ese periodo, y hacerlo sobretodo desde dentro, es decir a partir de unos protagonistas que vivieron esa realidad a su alrededor y que llegaron a convivir con ella con cierta cotidianidad. Supongo que eso es lo importante de toda novela que busque un trasfondo histórico, o dar una visión de un periodo histórico concreto: hacer que todo el acerbo de información y documentación no sirva simplemente para recrear un ambiente o aleccionar al lector, sino para construir una narración convincente en la manera de pensar de sus personajes, en su manera de hablar, en los motivos que guían sus actos. En la arquitectura de la propia novela en definitiva.
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