domingo, 17 de enero de 2010

LEXICO FAMILIAR

Léxico familiar, de Natalia Ginzburg. Editorial Lumen, traducción de Mercedes Corral

Comentaba Natalia Ginzburg acerca de este libro que “aunque esté basado en hechos reales, me gusta pensar que Léxico familiar va a leerse como una novela, pidiéndole a este libro todo lo que solemos pedir a la ficción” intento bastante difícil de cumplir por parte del lector, teniendo en cuenta quién ha sido Natalia Ginzburg tanto dentro de las letras italianas como dentro del mundo intelectual y político de la posguerra en su país.

Pero bien es cierto que el lector que se adentre en sus páginas verá cómo tanto los cruciales acontecimientos del momento histórico que vivió, el despegue de su carrera editorial, literaria y política en la posguerra, o sus tragedias más íntimas como el asesinato en plena guerra de su marido Leone Ginzburg resuenan como un eco lejano, puertas a fuera del hogar familiar. Porque es el mundo familiar el que nos retrata en esta novela, y como escritora lo hace a través de una de sus manifestaciones más personales, íntimas y que frecuentemente pasan desapercibidas: el lenguaje. No hay duda que muy probablemente la edición original mostrará con mayor fuerza la peculiaridad íntima de ese mundo interior, donde frases que sólo tienen sentido en ese lenguaje familiar adquieren la dimensión de conjuros capaces de crear un mundo propio, ajeno al devenir trágico de la Historia:

“Somos cinco hermanos. Vivimos en distintas ciudades y algunos en el extranjero, pero no solemos escribirnos. Cuando nos vemos, podemos estar indiferentees o distraídos los unos de los otros, pero basta que uno de nosotros diga una palabra, una frase, una de aquellas antiguas frases que hemos oído y repetido infinidad de veces en nuestra infancia (...) para volver a recuperar de pronto nuestra antigua relación y nuestra infancia y juventud, unidas indisolublemente a aquellas frases, a aquellas palabras. Una de aquellas frases o plalaras no s haría reconocernos los unos a los otros en la oscuridad de una gruta o entre millones de personas. Esas frases son nuestro latín, el vocabulario de nuestros días pasados, son como jeroglíficos de los egipcios o de los asiriobabilonios: el testimonio de un núcleo vital que ya no existe, pero sobrevive en sus textos, salvados de la furia de las aguas, de la corrosión del tiempo.”

Pasolini, Ginzburg y Bassani

Hay recuerdos muy vívidos sobre detalles, gestos, frases y comportamientos que a la luz de la intimidad familiar adquieren dimensiones y significados muy especiales, conformando una memoria personal escrita en un lenguaje que sólo es accesible a sus iniciados: la propia familia.

El retrato de la familia a partir de ese lenguaje hace que probablemente sus componenetes sean retratados con cierta nostalgia y bondad, donde las peculiaridades priman sobre los defectos y las discordias. Destaca en particular el retrato que se perfila del padre, gran generador de expresiones que nutrirán ese léxico, donde se mezcla su vocación científica con un temperamento fuerte y una visión muy particular de un entorno donde nada está, segun él, a su altura.

¿Cuántos de nosotros, tras leer este libro, no podríamos ser conscientes de que también poseemos un léxico familiar?.

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