domingo, 19 de enero de 2014

EL VÁTER DE ONETTI, DE JUAN TALLÓN


El váter de Onetti, de Juan Tallón. Editorial Edhasa, traducción del gallego del propio autor.

Es curioso descubrir cómo a veces nos llegan ciertos libros. Buscando a Eloy Tizón en una librería me topé con Juan Tallón, a la sazón vecino alfabético. Una portada no demasiado agraciada no ayudaba demasiado en esta ocasión (como suele hacerlo en estos encuentros fortuitos), pero su sorprendente título ya perecía anunciar que estaba ante uno de esos “artefactos” metaliterios que suelen llamarme tanto la atención y por los que suelo tener un  apego inmediato. Una ojeada a su contraportada, tantas veces señuelo de ingenuos, me lo acabó de confirmar y no dudé en llevármelo. El romanticismo (no exento tal vez de cierta cursilería) de estos encuentros inesperados en plena era digital fue definitivo.

Otra sorpresa fue descubrir, ya iniciada la lectura, que estaba ante una novela originalmente escrita en gallego y traducida por el propio escritor al castellano (lo que me hizo pensar que, si la librería donde lo adquirí hubiera clasificado los libros de otra manera, probablemente nunca lo hubiera encontrado).

Como suele ser habitual en este tipo de argumentos, hay una mezcla constante entre aspectos de la vida del propio escritor y elementos totalmente ficticios, en un juego donde como suele pasar se pretende que la identificación de ambos  por parte del lector no tenga la menor importancia.

Juan Tallón (el del libro) es un escritor que, como el propio autor abandona un diario gallego de provincias (sin dejar pasar la ocasión de pasar cuentas) para recalar en Madrid, aceptando un inesperado puesto en el Ministerio de Justicia y poder retomar de esta manera, en paralelo, su carrera literaria en un ambiente urbano más propicio (no hay que dejar pasar la aparente contradicción entre esta aspiración y su trabajo…). Ese nuevo ambiente cultural y nocturno irá salpicado de encuentros literarios de todo tipo (propios o ajenos: Marías, Pron, Onetti…), junto con una sorprendente relación con unos enigmáticos vecinos que irá hilvanando lo que poco a poco será lo que llamaríamos el cuerpo de la narración, el hilo conductor de (o alrededor del cual se conducirá) la novela. Será algo así como la búsqueda de la ficción a partir de la realidad, el buscar algo que genere ese inesperado “clic” que le de una historia que contar, pero que poco a poco lo llevará a él, como personaje de una historia contada por otro, a un final inesperado.

En definitiva un libro lleno de referencias tanto al mundo literario (y editorial) como al proceso creativo, cuyo origen muchas veces insondable escapa al propio escritor, y que, como parece querernos decir, a veces puede pagar muy caro.

Sería interesante leer ese otro libro (real) escrito por el propio Tallón al que hace referencia varias veces y cuya génesis describe en varias ocasiones, porque probablemente nos ayudaría a tener una visión más amplia de todas las referencias metaliterarias de las que se nutre el libro. Esa obra es un libro del que tan sólo existe el original en gallego, A pregunta perfecta, e indaga una sorprendente no relación entre César Aira y Roberto Bolaño, y que durante El Váter de Onetti  aparece rondando por la mesa de varios escritores y editores en lengua española en busca de quien lo saque a la luz, incluyendo al mismísimo Vila-Matas, el inevitable maestro que no puede faltar en un libro de estas características.

Es probable que a veces el libro nos recuerde a cosas ya hechas antes (que bebe de maestros a los que no deja de referenciar, en particular Vila-Matas, por ejemplo), pero seguramente merezca más de una lectura para poder asegurarse si los diversos senderos que van apareciendo (el conjunto de referencias, vivencias, historias....) y que parecen divergir constituyen en realidad una arquitectura que al final converge del todo o no. Por desgracia uno siempre queda con la sensación de leer una novel que me ha gustado pero que probablemente (o tal vez) me podría gustar más todavía.



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