jueves, 29 de diciembre de 2011

TRAS LOS PASOS DE SEUME: EL PASEO DE ROSTOCK A SIRACUSA, DE FRIEDRICH CHRISTIAN DELIUS


El paseo de Rostock a Siracusa, de Friedrich Christian Delius. Sajalín editores, traducción de Lidia Álvarez Grifoll.


“Mi acción también se podría tildar de fáustica. He pactado con el mal por amor al conocimiento”.

Paul Gompitz, ciudadano de la antigua RDA que trabaja de camarero en barcos turísticos por el Báltico poco antes de la caída del muro de Berlín,  llegada la noche se sienta con sus compañeros todos ellos marineros “preparados para los océanos, ahora pasean sin ganas a los veraneantes por las aguas poco profundas  del Bodden porque les han quitado las catillas de navegación por los motivos más ridículos (…) pero que antaño viajaron por todo el mundo, percibe de ellos el mayor orgullo que pude tener en su país: hemos vivido algo, estuvimos fuera!”.

Ese es su sueño, no huir del paraíso socialista, del que no reniega (ni admira) sino ver mundo, viajar para volver. En particular aspira a emular a otro sajón, Johann Gottfried Seume quien en a principios del siglo XIX atravesó Italia hasta Siracusa y como él, espera volver para explicarlo a sus compañeros. Eso por tanto plantea una paradoja: ¿cómo huir para volver sin problemas, en un país donde huir es el principal delito?.

Para lograr su sueño Gompitz  urde un complejo plan en el que, intentando burlar a la todopoderosa Stassi, estudia con detalle qué punto de la frontera marítima con Dinamarca es el más apropiado,  está atento a sus corrientes marinas, estudia de manera autodidacta el arte de la navegación, y entra en contacto con turistas de Alemania Occidental en Praga con el fin de encontrar alguien de confianza en el otro lado a quien hacer depositario del dinero ahorrado para su aventura, encontrando en su camino, entre otros, a ingenuos admiradores occidentales de la Alemania del Este que ven con malos ojos su huida.

La Italia que anhela es la de sus compatriotas del XIX:  el Trieste de Winkelmann, la Roma de Goethe, la Siracusa de Seume …. Tal vez vivir tras el telón de acero le ha mantenido una visión un tanto fosilizada del pasado, que le permite tener esa visión melancólica del pasado alemán. Es por tanto un viaje que realiza fuera del tiempo, donde lo que ve Gompitz no es exactamente lo que ven sus ojos, sino lo que ha leído o lo que dejaron escritos sus compatriotas en otro tiempo. En todo caso, la impresión que a veces le causa la Europa occidental sea un tanto desconcertante

Tal vez la idea de libertad que guía a Gompitz difiera de la de sus compatriotas que huyeron en su día, pero tal vez porque su idea de libertad es todavía más amplia: la de recrear un mundo desaparecido, sacrificar su propia vida por el anhelo de ver un amanecer como el que pintó Tischbein en Roma, por ver aunque sea bajo ”una luz intermitente débil, a unas cieciséis millas marinas, treinta kilómetros” la isla de Ústica donde Ulises venció al cíclope. 


                                             Tischbein: Goethe en la campiña romana, 1787

No hay comentarios: