martes, 30 de marzo de 2010

EL DESCUBRIMIENTO DEL SUR: CRISTO SE DETUVO EN ÉBOLI



Cristo se detuvo en Éboli, de Carlo Levi. Editorial Gadir, traducción de Carlos Manzano.

Para Carlo Levi (Turín 1920-Roma 1975) escribir esta novela escondido en algún lugar de Florencia entre 1943 y 1944 supuso algo más que rememorar su confinamiento en el mezziogiorno entre 1935 y 1936 al que el régimen de Mussolini lo condenó por sus actividades políticas e intelectuales. Porque aquel periodo de su vida también está en todos aquellos cuadros en los que conjuró la luz de la Lucania, en los que atrapó las almas de sus vecinos, en los que plasmó el agreste e indómito paisaje. Y supuso también el descubrimiento del sur, que puso a prueba las convicciones políticas de un intelectual del norte, y que le enseñó a despreciar muchas de las doctrinas e ideas del momento.

Ese descubrimiento le llevará a una idealización del sur, donde quería ver la pervivencia de formas de vida ancestrales que, en el fondo, habían perdurado inmutables

En su aspecto nada tenían de los romanos ni de los griegos ni de los etruscos ni de los normandos ni de los demá pueblos conquistadores que habían pasado por su tierra, sino que me recordaban a las figuras itálicas antiquísimas. Pensaba yo que su vida, en las formas idénticas de la actualidad, se desarrollaba igual a la de los tiempos más remotos y que toda la historia había pasado por encima de ellos sin afectarlos.



El fascismo del momento no deja de ser visto como una manifestación de viejos poderes y antiguas obediencias, con la épica del bandolerismo siempre viva, como si los mismos actores recrearan cíclicamente la misma obra bajo decorados diferentes. Y siempre el destino rigiendo con sus caprichosos designios y que era

..el poder mágico de las cosas. El Estado era una de la formas de ese destino, com el viento que quemaba las cosechas y la fiebre que nos roía la sangre. La vida no podía ser, en relación con la suerte, otra cosa que paciencia y silencio.


En esa Italia que descubre Levi donde todavía dice percibir cierta herencia borbónica de los antiguos amos, Garibaldi está lejos de ser un héroe admirado y Roma siempre es vista con franca hostilidad. El único atisbo de esperanza estará en la emigración hacia América en la que creyeron tantos de sus habitantes: eso explica la sorprendente y habitual presencia de Roosevelt junto a la Virgen de Viggiano, que según él nunca faltaban en ningún hogar

Al verlos, uno enfrente del otro, en aquella estampas populares, parecían las dos caras del poder que se ha repartido el universo, pero los papeles estaban precisamente invertidos: la Virgen era allí la feroz, despiadada,obscura diosa arcaica de la tierra, la señora saturniana de este mundo; el Presidente, como un Zeus, un Dios benévolo y sonriente, el señor del otro mundo.



De toda aquella experiencia volverá empapado Levi, consciente de que la diferencias entre esas dos Italias eran mucho más grandes de lo que pensaba, precisamente porque están en planos más allá de lo terrenal, y como intelectual entiende que las ideas que hasta ese día el hombre ha ido barajando y por las que ha derramado tanta sangre acaban allí evaporandose en su tórrido verano, congelándose en su inconcebible invierno.

1 comentario:

anto dijo...

gracias por ponerlo al decir verdad no sabia nada de eso... esta muy bueno el blog...