Todos los cuentos, de Cristina Fenández Cubas. Editorial Tusquets.
Desde el primer momento, por motivos difíciles de discernir, me llamó la atención la portada del libro, A caso for moving on, de Mark Keller. Tal vez percibí algo inquietante en la espera de la mujer con la maleta preparada, mirando las figuras que se perciben en la calle.¿Está a punto de partir? Más bien parece que está a la espera de algo, que nosotros sólo podemos intuir y conjeturar.
Puede que ese sea en el fondo el motivo principal de la mayoría de los cuentos que componen esta recopilación: la presencia de lo inesperado. Evidentemente no podemos buscar un hilo conductor que una lo que no deja de ser una recopilación y por tanto la muestra de una evolución en el arte de la narrativa corta de Cristina Fernández Cubas. Pero por lo que uno puede leer de lo que se ha escrito sobre ella tras la aparición de esta compilación, en general subyace la búsqueda de los límites que alteran la realidad.
Sería muy difícil tras leerlos hablar de manera genérica de narrativa fantástica, que tal vez sea la denominación que primero se nos vendría a la cabeza, en buena parte porque de hecho visita algunos de los lugares comunes de este tipo de literatura. De hecho los cuentos se mueven desde las ambientaciones más tipicamente sobrenaturales, recreaciones de paisajes de la infancia, hasta situaciones mucho más cotidianas y familiares, con la presencia nada despreciable, en más de una ocasión, del humor. Un sentido del humor, eso sí, que nos deja una sonrisa imprecisa: tal vez porque en el fondo no deja de ser una de las formas como se nos manifiesta lo inesperado, lo aparentemente irreal, como algo que convive con nosotros y que sencillamente nos pasa desapercibido.
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