Knockenstiff, Ohio, de Donald Ray Pollock. Editorial
Libros del Silencio, traducción de Javier Calvo y prólogo de Kiko Amat.
La hondonada de
Knockemstiff, en el sur de Ohio, como representación de muchos otros lugares de
lo que se viene en llamar la América profunda,
es el lugar donde se desarrollan los relatos de este libro, que su autor
publicó con cincuenta años cumplidos y con más de treinta años trabajando
dentro de una fábrica de papel de Ohio muy similar a la que empozoña el aire
que respiran sus personajes.
La etimología de su
nombre, knock them/him stiff
(déjalo/s tieso/s), y que parece arraiga su origen en peleas tabernarias y
antiguas infidelidades, ya indicaban que
probablemente este lugar no iba a deparar nada bueno.
Kiko Amat resume bien
el conjunto de estas historias cuando escribe en su prólogo que este es
“el Gran Libro sobre
la White trash estadounidense: la basura
de los trailer parks, la generación teleadicta, los culturistas atiborrados de
eteroides (con corazones del tamaño de pollos) que sufren infartos y se cagan
en los pantalones, la madres solteras y chainsmokers, los cheques
gubernamentales por accidentes laborales y un montón auténticamente escandaloso
de drogas (…) cuya ingesta busca desesperadamente un camino de evasión de la
espantosa realidad”.
Es difícil que estas
historias, tanto por su tono, por su lenguaje descarnado, por sus personajes
desgraciados, como por su infeliz argumento, encuentren parangón en otros
novelistas, a pesar que muchos de ellos hayan mostrado mundos similares. Estas
no son historias de perdedores, porque aquí no hay nada que ganar, y el intento
por salir de aquí no solo acaba por ser imposible sino que además te acaba
ahogando irremediablemente en un lodo todavía más denso y putrefacto. No hay
salida de Knockemstiff, en ninguno de los sentidos.
Sus personajes
parecen no tener emociones, incluso puede que nunca las hayan tenido, y toda la prosa de Pollock nos embadurna de una
especie de hedor nauseabundo que flota alrededor de casi todos los ellos, hecho
no sólo de fracaso y dejadez, sino
también textualmente de toda serie de efluvios y pestilencias alcohólicas que
el autor no se ahorra de describir y que parecen inundarlo todo. Todos ellos
inmersos en un ciclo de supervivencia donde, de alguna manera, hay que
descargar el odio sobre el prójimo. Y coches, hay muchos coches en estas
narraciones, convertidos en algo así como lugares seguros, lugares donde queda
algún atisbo de esperanza, o donde literalmente uno encuentra su final. La
violencia extrema, el sexo (en forma de sucedáneo degradante y cruel), el alcohol y
las drogas como motor que te hace seguir adelante un día más, todos estos
motivos son algunos de los que tejen la vida de estos personajes, situados alrededor
del periodo de la guerra del Vietnam, que detectamos por algunas escasas
referencias, aunque probablemente la pretensión es la de dar un carácter de
mayor universalidad a estas
historias.
Donald Ray Pollock |
Su prosa, con todo
los descarnada que es, nos sorprende siendo capaz de sacar imágenes poéticas de
la podredumbre, como cuando en uno de los cuentos se nos describe cómo es
estrangulada una joven “de manera que le rodeé el cuello con las dos manos y
esta vez no la solté hasta que no quedó nada más que su dulce cara toda abierta
como una flor púrpura y un cuerpecito flaco convertido en cera”, o el cielo de
Knockenstiff visto como “ cielo húmedo,
gris, que cubría el sur de Ohio como si fuera la piel de un cadáver”.
Un conjunto por tanto
de arrebatadoras narraciones de un autor tardío, descubierto para España por la
editorial Libros del Silencio y que ha conocido una popularidad y un
reconocimiento destacables.
Como bien recuerda
también Kiko Amat, si esta novela nos ha llegado con la pureza (o impureza) de su lenguaje original es gracias a la
excelente traducción de Javier Calvo, que permite mantener en castellano el
tono del original. También el prólogo es de gran interés, se puede descargar
aquí, y me ha servido para oír hablar de toda una serie de escritores que
también describieron este inframundo norteamericano, como Harry Crews, Nelson Algren,
Hubert Selby Jr. y otros.
1 comentario:
Tu crítica sobre este libro me parece muy interesante. La visión de la "otra" América que quizás sea la real, me motiva para que éste sea el próximo libro que lea.
Un saludo!
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